jueves, 19 de julio de 2012

Antonella es su nombre......

Antonella cumplía años muy pronto y se apresuraban con los preparativos los padres, familiares y sus primos. La lista era interminable: la torta, las tarjetas, el vestido, los zapatos y muchas cosas más. Pero Antonella estaba descontenta pues nadie la entendía. “Lo que pasa es que yo no quiero una fiesta de niños. Yo quisiera una fiesta como hacen la gente mayor, algo diferente”, decía Antonella. Una noche, Antonella soñaba que un hada le decía que pida tres deseos por su cumpleaños, pero debía tener cuidado con sus pedidos porque se iban a cumplir inmediatamente. Antonella, en sueños, a la hora de hacer el tercer pedido pensó en ser grande. Su deseo fue concedido. Al principio parecía gustarle su nueva vida. Salía cuando quería, sin pedir permiso, y llegaba a la hora que mejor le parecía sin rendir cuenta a nadie. Hasta que pasó el gran susto de su vida: unos chicos la seguían y estuvo a punto de que la alcancen, pero ella pudo librarse de ellos con ayuda de otras personas...

Lo malo de todo es que  Antonella  estaba sin su familia, muy sola. Pasaron los días y empezó a sentirse vacía. Entonces se le apareció el hada madrina y le dijo: “Tienes una última oportunidad para pedir otro deseo”.  Antonella  estaba sudando y llorando mientras soñaba, pero recordando a su familia y lo bien que estaba con ellos cuando era una niña, deseó con todo su corazón volver a la vida de hogar que no pudo valorar cuando era pequeña. El hada sonrió y le dijo: “Buena decisión, deseo concedido”. Cuando  Antonella  despertó, estaba rodeada de su familia. Estaban despertándola alrededor de su cama para cantarle por el día de su cumpleaños. La niña estaba feliz. Miraba a todos lados y todo era como siempre. Pensó en cómo era posible desear cambiar su vida cuando en ese momento lo tenía todo para ser feliz... 


miércoles, 27 de junio de 2012

Conejo Saltarín y Mau con flequillo




En una tarde de sol a un niñito chiquitito le conpraron un conejo que saltaba y reboloteaba mucho, Mau, el niño se alegró y le gustó y le quiso poner Saltarín.


Saltarín podía escalar paredes y trepar árboles pero lo único que le gustaba más era escalar hasta el techo de un edificio, el siempre trataba de escalar los edificios pero Mau, el niñito lo impedia y durante la noche como sabían ya que le gustaba trepar a los edificios lo amarraron con una cuerda hasta que Saltarín tuvo una idea, como los conejos tienen que usar tanto los dientes decidió mascar y morder la cuerda hasta que se rompiera y lo logró, se escapó por un rato de la casa a un edificio y lo trepó pero saltó tan alto que no vió un trampolin y saltó sobre él sin darse cuenta y se cayó del edificio y tuvo la suerte de que paso un hombre y lo atrapó.


Al día siguiente el niño quería darle comida y vió que no estaba, pero el niño tuvo también tanta suerte que vió pasar al hombre que tenia a Saltarín, se lo pidió y el niñito quedó muy feliz de ver de nuevo a su conejito Saltarín y el conejo y el niñito quedaron muy felices para siempre.


Saltarín, quedó con una enseñanza, nunca más se iba a subir a los edificios.

Diego Araya. 
http://kntacuentos.blogspot.com.ar

miércoles, 4 de abril de 2012

Marina y una buena acción


Marina vio a un chico que bajó corriendo de un auto y dejó en la vereda una pequeña caja, y luego volvió a subir al auto, que velozmente se alejó.
Marina se acercó a la caja y con asombro vio asomarse la cabecita de un perrito que parecía muy triste.
Apenada, Marina lo tomó entre sus brazos, y mientras lo acariciaba el cachorro movía su colita, tímidamente.
Comenzaba la época de vacaciones y Marina había hecho planes para ir, con su hermano Carlitos, a la pileta de unos amigos. Pero ahora se encontraba con un perrito en brazos, sin saber qué hacer.
Decidió volver a su casa y explicar a sus padres lo sucedido, tenía miedo de que la retaran, sin embargo nada de eso ocurrió y todos aceptaron la llegada del cachorro. Pero Marina quería saber por qué ese señor había abandonado al perrito y lo que era peor, por qué había mandado a su hijo a hacer algo tan malo.
El papá permaneció en silencio, él tampoco entendía. Sus ojos se pusieron brillantes mientras buscaba las palabras para explicar algo que no tenía explicación.
-Miren chicos, hay gente que adquiere todo lo que le gusta. mientras no le ocasione problemas. En este caso, como ustedes ven, éste es un perro muy caro, no tuvieron inconvenientes en gastar dinero para , comprarlo, pero como ahora llegan las vacaciones y . no saben dónde dejarlo, simplemente lo abandonaron.
-Pero ¿por qué utilizó a su híjo?, insistió Marina.
-Hija, las personas que tienen el mal adentro de su corazón, no distinguen nada, sólo piensan en su propia comodidad.
-Papá, ¿podernos quedarnos con el perrito? preguntó Marina.
-¿Y tus vacaciones?, preguntó el papá.
-Las pasaré jugando con él y con Carlitos- quien muy emocionado, asentía con la mirada.
Desde el jardín llegaban las risas de los niños y los ladridos del cachorro, que rápidamente perdía la timidez inicial.
El padre los observaba tras la ventana sintiendo en su corazón la paz que dan las buenas acciones, aunque no podía dejar de pensar con tristeza, en el niño que fue obligado a abandonar al cachorro. Quizá ese niño también le estuviera pidiendo explicaciones a su padre, porque los niños se dan cuenta claramente cuando algo está mal, y si ese padre comprendiera lo que hizo, seguramente sentiría mucha vergüenza.
Sin dudas, estaba muy orgulloso al pensar que sus hijos habían cambiado sus vacaciones por una obra de bien.
Pancho Aquino

Fina la bailarina


Fina es una bellísima bailarina de ballet. Le encanta danzar con un vaporoso tutú y sus zapatillas de satín. Fina tiene un amigo: Peluso, un gatico blanco de pelo largo y suave y de ojos azules. A Peluso le encanta ver como Fina salta y gira, mientras parece flotar sobre el suelo.

Hoy Fina se está preparando para una actuación muy especial. El gatico, sentado sobre el tapete rosado que cubre el tocador, ronronea satisfecho mientras ella se empolva la cara.

Fina se siente feliz y nerviosa. Y es que esta noche bailara para los reyes. Peluso da su aprobación con un suave maullido cuando Fina se coloca un tutú azul con lentejuelas que resplandecen bajo los focos. Luego se ata las cintas de las zapatillas de ballet. Finalmente, Fina se recoge el pelo con horquillas de plata.

Peluso la encuentra guapísima. Fina la bailarina, ya preparada, se encamina de puntillas al escenario… Suena la música y Fina comienza a girar grácilmente sobre el suelo. El rey y la reina se quedan admirados: es la bailarina más hermosa que han visto en toda su vida.


Cuando el público aclama a la muchacha, Peluso vuelve a ronronear de alegría y orgullo y Fina se siente completamente feliz.
Anonimo